Joseph Mattera

Han habido muchas tragedias, como enfermedades, muertes y caídas en la economía, debido a la actual pandemia de coronavirus.
En medio de estas muchas tragedias, también ha habido muchos cambios positivos que pueden tener un impacto permanente. No soy un dualista semignóstico; por lo tanto, mi teología permite que Dios se involucre en esta pandemia (si Dios la inició o simplemente la permitió no es el tema de este breve artículo). Para aquellos que son los que están aprendiendo y adaptándose, creo que la iglesia y la cultura nunca serán las mismas. ¡No son los “instruidos”, sino los que siguen aprendiendo, los que heredarán la tierra!
Además, mientras muchos creyentes están orando por el reavivamiento y el despertar espiritual, nuestra respuesta inicial debería ser la introspección y el arrepentimiento. Ignorar esta oportunidad presente dada por Dios, que debería traer consigo una purga de la pecaminosidad, resultará en un cristianismo superficial. Es vital para la iglesia experimentar una permanente y penetrante transformación tanto individual como colectivamente.
12 posibles cambios positivos:
- La iglesia ya no debería depender de las multitudes en un edificio. Durante demasiado tiempo, el término “iglesia” se equiparó a lo que ocurría dentro de las cuatro paredes de un edificio los domingos por la mañana. El éxito de una congregación se medía principalmente por el número de personas presentes en el servicio. Incluso llamamos a las instalaciones que se usan para el servicio, “iglesia”. La pandemia del coronavirus ha demostrado que la iglesia ya no puede ser definida por un solo servicio de domingo por la mañana. Muchas iglesias han aprendido a mantenerse conectadas y a servir a su comunidad a pesar de las prohibitivas leyes de encierro. Las iglesias que se han negado a adaptarse tendrán dificultades para sobrevivir en esta temporada.
- Con las restricciones de viaje, el enfoque tiene que ser localizado. Ahora que hay restricciones de viaje y reuniones públicas, muchos líderes, como yo, hemos tenido que enfocar nuestros esfuerzos localmente. Estamos pasando mucho tiempo en casa, dedicando horas de energía a nuestras familias biológicas y espirituales dentro de nuestra proximidad geográfica. Todo cambio sistémico genuino comienza localmente y, en mi opinión, este reajuste ha sido algo bueno.
- La gente tiene que conectarse en pequeños grupos. Ha habido mucha planificación estratégica centrada en mantener a la gente conectada a través de pequeños grupos. Antes de la prohibición, grupos de 10 o menos se reunían. Continúan reuniéndose a través de vídeo conferencias Zoom y otros recursos en línea. Muchas iglesias están contactando a cada individuo de su congregación para asegurarse de que están bien.
Con menos énfasis en la gran multitud, muchas iniciativas de la iglesia se han reducido al toque personal en lugar de la persuasión en forma de un programa.
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