Ptr.: Alberto Salcedo
Hay un problema que tenemos todos los hijos de Dios, pensamos que, por una tradición religiosa, congregarnos lo es todo, creemos que no somos dignos, que no merecemos lo que tenemos ni lo que podemos llegar a tener o ser.
Tú y yo hemos necesitado de un milagro, hemos pedido apoyo por una oración, pero muchos de nosotros al orar y al ver que no llega la respuesta rápida volvemos atrás y dejamos de ejercitar la autoridad que Dios nos dio.
La biblia dice que tú y yo estamos revestidos de poder, tenemos un Dios que para él no hay imposibles. Entonces, la pregunta es, ¿Por qué no vivimos milagros permanentemente?, ¿Por qué estamos tan desesperados de creer que una persona extraña, con una simple oración, puede hacer que ocurran milagros? ¿Será que nosotros tenemos que depender de alguien? Para el señor no hay nadie de otra categoría, no existe. Dice la biblia no hay judío, ni griego, no hay esclavo, ni amo, ni siervo, ni dueño, ni hombre ni mujer, todos somos uno en Jesús. (Gálatas 3:28) ¡Dios está hablando de la declaración más poderosa!.
Tú eres portador o portadora de milagros, tú puedes orar para que las cosas se transformen de manera impresionante y milagrosa, no es antigüedad, es FE. Es creer lo que tú eres, es saber quién está en ti. Somos la única fe en el mundo que tiene al Dios que adora viviendo en uno, por eso somos el templo de Dios.
La biblia dice: “Lo vil y lo menospreciado usa el señor para avergonzar a los sabios”, pero tú has creído lo que el diablo te ha metido. Esos pensamientos de que tú eres lo peor, que tú eres una basura, que no sirves, que lo único que puedes hacer es entrar a una reunión para congregarte. Dios es muy sencillo y usa a gente sencilla que le cree, porque tu mano, tu mente, no tiene poder, el poder de Dios en ti es el que actúa, y cuando lo dejas actuar libremente suceden cosas maravillosas.
¿Qué son los milagros? Un milagro es un acontecimiento extraordinario causado por el poder de Dios. Los milagros representan un elemento importante en la obra de Jesucristo, incluyen las sanidades, la restauración de la vida, los muertos y la resurrección, los milagros forman parte del evangelio de Jesucristo, es necesario tener fe para que esto se manifieste, y fe es creer.
No importa si has tropezado, Dios te levanta; no importa si te sientes sucio, Dios te limpia. La base es la fe, y esa respuesta de Dios va a enamorarte.
En Marco 6:5 dice: “En efecto, no pudo hacer allí ningún milagro, excepto sanar a unos pocos enfermos al imponerles las manos”. La incredulidad tú la tienes que llevar, Jesús se enfrentó a la incredulidad de su misma ciudad, pero él tenía fe, y por su fe se levantó. La fe no es solamente algo que lo vas a ver, porque sin ver vas a ver la gloria de Dios.
El que hace los milagros es Dios, no tú; no es tu mano, es el poder de Dios. En el siguiente verso dice: “Y él se quedó asombrado por la incredulidad de ellos. Jesús recorría los alrededores, enseñando de pueblo en pueblo”. El enseñaba la palabra, y la palabra produce fe y tú eres un portador de milagros, porque en ti vive el que hace milagros.
En Marcos 9:23 dice: “¿Cómo que si puedo?, para el que cree todo es posible”. Tú debes saber que nuestro señor vive en ti, y él va a hacer milagros que estuviste esperando por años.
En Lucas 18:27 dice: “Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios, aclaró Jesús”. Tú dices: “yo soy humano y dudo”, pero no lo vas a hacer tú, lo va a hacer Dios. No dudes de lo que puede hacer Dios a través de ti.
En Jeremías 32:27 dice: “Yo soy el señor, Dios de toda la humanidad, ¿hay algo imposible para mí?”. Tú estás limitando a Dios, tú dices que nadie te puede sacar de tu condición, ni siquiera Dios, porque una vez pediste y no viste respuesta, por lo tanto, dudas de su poder y crees en algo que el enemigo ha plantado en tu corazón y mente, pero que no es cierto.
Hoy debes tomar la decisión y decir se acabó, no soy un recogido, ni un religioso que cree algo que no funciona. Al contrario, debes decir, yo soy un instrumento de Dios, y lo seré en mi casa, en mi trabajo, en las calles, y me volveré en lo que dice mi Dios que soy, no lo que mi miedo ha dicho que no soy, tu estas llamado a eso. Tú con Dios y Dios a través tuyo puede hacer maravillas
En Lucas 1:37 dice: “Porque para Dios no hay nada imposible”. Lo único que hace Dios es prepararnos para poder manejar lo que vamos a recibir y tú puedes ser un instrumento de bendición donde quiera que vayas, lo importante es no tener temor.