Por Alberto Salcedo
Dios es tan grande e inmenso y a la vez tiene un amor y compasión inigualable con cada uno de sus hijos. El universo fue creado con su voz, con el verbo en acción y a pesar de eso nos dio la libertad de escoger si le creemos o no le creemos. Jesús fue avergonzado en una cruz pagando el precio de su creación que se rebeló contra él mismo. Es difícil de entender ¿cómo un Dios tan grande puede vivir en nosotros?
Dios es más grande que todo aquello que podemos llegar a pensar, pero generalmente lo resumimos al tamaño de nuestra imaginación, de lo que nosotros como humanos creemos que es posible. Él nos dio una mente espiritual, para eso tuvo que venir a vivir en nosotros, en nuestro espíritu para que declararemos de él y de esta forma el mundo lo conozca.
Esto es lo que trato de explicarles, Dios va más allá de lo que podemos entender, su amor es paciente, bondadoso, y misericordioso ya que aun teniendo la posibilidad de condenarnos no lo hace, sino que nos ama, nos limpia, nos redime y nos convierte en instrumentos para su reino.
El entendimiento que decidimos tener de Dios es el que muchas veces limita lo que creemos de él y eso no permite que nos dejemos llevar por la inmensidad del Espíritu. La mente no debería estar abierta a cualquier información, opinión o dicho, pero a veces lo está y en ocasiones esto puede ser peligroso porque podemos confundir esas tres voces: la de Dios, la de Satanás o la de nosotros mismos.
Cuando la mente no está equipada nos lleva a tomar malas decisiones que nos dirigen a vivir experiencias horribles de las que a veces puede haber consecuencias. La mente es el lugar de asalto y robo de Satanás donde él aprovecha para meternos tantas ideas y pensamientos que nos hacen dudar de lo que Dios dijo. Nos enamora con ilusión y mentiras hasta que decidimos darle espacio y sobre todo creer lo que está diciendo. El problema con esto es que el principal botín es nuestra alma, es poder dominar la voluntad, es el premio es el premio que Satanás se lo quiere llevar.
Esta es un área personal de mucho cuidado porque estas situaciones nos impulsan a decidir por respuestas inmediatas para satisfacer emociones, sentimientos o el ego que parece ser más grande e importante que lo que Dios tiene para nosotros.
Sin embargo, Dios es diferente. ¿Puedes imaginarte que el Creador del universo te pide permiso para habitar en ti? No es tan difícil pensar en eso ya que para aceptarlo como Salvador también lo hizo. Dios no es un dictador que atropella nuestra voluntad y engaña justificándose por su poder, sino que murió por cada uno de nosotros demostrando el amor mas puro y sacrificial que nadie más podrá y sí, lo hizo por ti y por mí.
Mas, al contrario, nosotros a veces negociamos con Dios, acomodamos las cosas que queremos, a nuestro caminar, vemos nuestra conveniencia. Todo esto empezó en el edén donde fuimos cautivados por aquello que era prometedor, pero a la vez significó nuestra muerte. Esa situación se repite cada día en los seres humanos, decidimos algo que satisface nuestra voluntad y parece que será lo mejor, sin embargo, el camino que Dios tiene es diferente, pero a veces es difícil reconocerlo por el ruido que existe en nuestra mente.
El día de hoy el Señor nos reclama un poco de nuestro tiempo de nuestra vida porque el entregó su vida. Se entregó totalmente por una causa de eternidad, por eso necesitamos aprender a guardar nuestros pensamientos de esas mentiras que Satanás quiere meternos en la mente. Todo comienza con una disciplina para tomar decisiones, para poner a Dios primero y buscar su voz antes de saciar nuestra voluntad.
Enfoquémonos a hacer lo que Dios que hagamos este tiempo, llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo, que es quien nos conoce desde el vientre y sabe que obras buenas preparó para nosotros.
Decidamos hoy seguir a Jesús con nuestra mente cuidando aquello que nos dio por amor.
Te animo a que continúes en el camino de Dios y te invito a que me sigas en este blog para más contenido que edificara tu vida.
¡Ten una semana bendecida!
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