Por Alberto Salcedo
La mente es el principal campo de batalla de cada ser humano, es ahí donde pensamientos negativos y positivos, fe y desesperanza siempre están peleando. Es curioso que la mayoría de todos nosotros cuidamos nuestro cuerpo, pero no siempre tenemos cuidado de ver dentro de cada uno.
“Nuestro Dios está en los cielos;
Todo lo que quiso ha hecho.”
(Salmos 115:3 RVR1960)
Este Salmo dice que Dios hizo lo que quiso y de esta manera cada uno de nosotros tiene una nariz distinta, una huella dactilar diferente, una cara con rasgos particulares que hacen que seas solo como tú.
Existen planetas que son muy difíciles de medir y peor de recorrer porque necesitaríamos millones de años luz para intentar conocer la superficie de ese mundo. La palabra dice que ni los cielos pueden contener a Dios, es por lo que tampoco hemos podido terminar de medir el universo y simplemente no lo podremos entender, como tampoco podremos entender el valor que Dios nos ha dado al reconocernos como hijos suyos.
Lo que somos, lo que decidimos son las consecuencias de lo que hemos hablado y dejamos que entre a nuestra mente porque está ahí, el campo de batalla no es el corazón. Esta es una parte simplemente figurativa porque las cosas no pasan ahí, sino en la mente y es ahí donde se resuelven los problemas conforme a lo que creímos y hablamos.
La mente es el órgano para pensar, imaginar, recordar y entender. El intelecto es dónde está la razón, la sabiduría, la sagacidad, pero no le prestamos atención porque metemos información sin importar de que tipo y eso marca lo que hacemos, lo que creemos y lo que declaramos para nuestras vidas.
Es importante saber que sin nacer de nuevo estamos muertos espiritualmente, eso lo
conocemos, pero no entendemos que cuando nacemos de nuevo nuestro espíritu se vuelve nuevo y el mismo Dios de Paz dice:
“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.”
(1 Tesalonicenses 5:23 RVR1960)
Somos seres tripartitos: espíritu, alma y cuerpo sea guardado sin mancha y la Biblia pone
énfasis en este punto porque de otra manera nos convertimos en religiosos que cumplimos ritos y ceremonias que no tienen que ver con la Comunión con Dios.
“Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.”
(1 Tesalonicenses 5:24 RVR1960)
Es decir, sin la participación activa de Dios en nuestra vida todos los días, no podemos alcanzar las metas ni ser fortalecidos para rechazar y vencer la mentira. No saber reconocer entre alma y espíritu es fatal para la madurez humana porque es difícil vivir la vida cristiana, por esta razón a veces criticamos más porque el espíritu no ha sido llenado.
La historia de la humanidad cambio el día de Pentecostés cuando hombres sencillos, sumamente comunes recibieron el bautizo del Espíritu Santo y fueron transformados en
verdaderos leones y guerreros del Reino que conquistaron el mundo conocido para la causa de Jesucristo. Sin embargo, nosotros necesitamos mucho más que eso porque los aires y la atmósfera se han cargado con una batalla espiritual gigantesca.
Hebreros 4:12 dice que la palabra de Dios es viva y eficaz y más cortante que toda espada de dos filos y penetra hasta partir el alma y el espíritu y las coyunturas y los tuétanos y discierne los pensamientos y las intenciones. El alma está en el medio, el espíritu está pegado al alma y el cuerpo es el que transmite y recibe las sensaciones y emociones, pero también esta la voluntad.
Nosotros no estamos llamados solamente a hablar de Dios sino estamos llamados para vivir una relación genuina con Él. La clave por la cual hemos nacido es que el Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos Hijos de Dios, no es un eslogan sino una verdad eterna.
Debemos ser gente de principios para cumplir nuestra misión en el país en el que estemos, en la ciudad donde estás. Dios quiere que nuestra voluntad esté sujeta a Él, pero nosotros somos capaces de vivir bajo tres voces: la nuestra, la del enemigo Satanás y espíritus inmundos y la voz del espíritu Dios. Adán y Eva vivían sujetos a la voluntad de Dios hasta que Satanás habló y convenció a Eva e introdujo un pensamiento que finalmente se convirtió en verdadero en la mente de ambos y desecharon las palabras de Dios, ese evento sucede todos los días en la humanidad.
El alma es la que nos hace conscientes de nosotros mismos, conocemos cómo somos, como reaccionamos y que queremos. Por otro lado, somos conscientes y nos comunicamos con Dios por medio del espíritu, pero si no puedes escucharlo hay un problema de comunicación entre tú y el Espíritu.
En Lucas 1:46 María dice: Engrandece mi alma al Señor y es sensacional porque está hablando de su voluntad y decisión porque habla de su alma. Ella tenia claridad entre su alma y el espíritu y es importante que cada uno de nosotros tenga esa misma claridad para regocijarnos en Dios, nuestro salvador.
La mente es el lugar donde ganaremos o perderemos nuestras batallas y es muy importante que aprendamos a reconocer que pensamientos son de Dios y cuales provienen de nosotros o Satanás. Cuando aprendamos a diferenciarlas podremos vivir sin disfrazar la mentira como verdad todos los días, no solo un domingo, sino tener una vida cristiana genuina llevando todo pensamiento cautivo a la obediencia de Cristo, ese es el fin, que toda afirmación del mundo pase por la palabra de Dios y sea probada para que no solo prediquemos sino vivamos, pensemos y actuemos como Hijos de Dios.
Te animo a que continúes en el camino de Dios y te invito a que me sigas en este blog para más contenido que edificara tu vida.
¡Ten una semana bendecida!