“No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras. Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos? Donde abundan los sueños, también abundan las vanidades y las muchas palabras; mas tú, teme a Dios.”
Eclesiastés 5:2, 4, 6-7
¿Haces promesas a Dios? La Escritura aconseja prudencia antes de prometer algo a Dios, un buen consejo para cualquier decisión que un líder debe hacer. Salomón describe tres grandes escollos que acechan a los líderes descuidados:
- Habla apresurada: Los líderes deben escuchar tanto como hablan.
- Promesas vacías: Los líderes tienden a decir lo que otros quieren escuchar. No prometas lo que no puedes cumplir.
- Excusas poco convincentes: Los líderes disminuyen su influencia cuando tratar de revertir un error con una excusa poco convincente.
Extractado de “La Biblia del Liderazgo” de John Maxwell