worship

Zach Neese

¿La adoración es una actitud o una acción? La respuesta a esa pregunta es “sí”. La adoración es ambas. La adoración es una actitud que motiva cada acción de nuestras vidas. Es por eso que no puede ser realizada por otra persona. Yo no “hago” adoración; me vuelvo adoración. Cuando la adoración se convierte en la actitud de mi corazón, empiezo a ver que se comunica a todas las acciones de mi vida.

En cierto modo, la adoración funciona como lo directamente opuesto al pecado. Tanto el pecado como la adoración tienen una expresión interna y una expresión externa.

La expresión interna del pecado es la iniquidad. La iniquidad es la inclinación del corazón hacia ciertos tipos de pecado. Isaías 53:5 dice que Jesús fue molido por nuestros pecados. Él sufrió, en parte, para sanar nuestros corazones de la atracción al pecado; para quitar lo que nos motiva a amar el pecado.

La expresión interna de la adoración es el amor, como ya lo hemos tratado.

La expresión externa del pecado es la transgresión. Mientras que la iniquidad es una motivación interna, la transgresión es la acción del pecado. Transgredir es sobrepasar un límite o ley. Transgredimos cuando desobedecemos a Dios, al sobrepasar los límites de la justicia. Isaías 53:5 también dice que Jesús fue herido por nuestras transgresiones (LBLA).

La cruz es la cura tanto para nuestra motivación al pecado como para nuestras acciones pecaminosas. La expresión externa de la adoración es la sumisión al señorío de Cristo; es la obediencia.

Así como la cruz sana tanto las expresiones internas como externas del pecado, también motiva tanto a nuestras expresiones internas como externas de adoración. La adoración es una respuesta a lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz.

Así que ¿Por qué está adorando usted hoy? ¿Y cómo está adorando hoy?

¿Cómo sé que la adoración es una respuesta a la cruz? ¡Porque Dios dijo que era como el matrimonio! Mi matrimonio es la segunda relación más gratificante de mi vida. Pero sí aprendemos acerca de la adoración por medio del matrimonio. Mire Efesios 5:22-33:

Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.

Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.

Este pasaje no solo se refiere al matrimonio. También se refiere a la adoración. Pablo está tratando de explicarles a los efesios que si quieren tener un buen matrimonio, sus matrimonios tienen que reflejar la buena adoración. ¿Cómo opera la adoración? Jesús se entregó por la Iglesia. Antes de que su Novia se lo mereciera, antes de que ella se sometiera, y antes de que fuera amorosa, respetuosa o amable, Jesús dio su vida por ella. Ese es el amor sacrificial, y de eso se trata la cruz.

¿Cómo responde la Iglesia? Respetando a Cristo y sometiéndose a su señorío. Eso es adoración.

Cuando el mundo mira a un buen matrimonio, esto es lo que ven: un hombre que ama a su esposa desinteresadamente, que se sacrifica por el bien de ella, y la lava (no la critica) con la Palabra de Dios (veremos esto en mayor detalle más adelante). Aun cuando ella no se lo merezca, él la ama, la perdona y se entrega por ella.

Esposo, si usted actúa de esta manera, su esposa se sentirá amada con seguridad. Ella nunca va a buscar otro “señor”.

Y cuando el mundo ve una esposa piadosa, ve una esposa que está tan agradecida por el amor sacrificial de su esposo, que responde respetándolo, honrándolo y sometiéndose a él. Ella confía en él y cree que todo lo que él hace, lo hace por amor a ella. Así que ella lo honra, independientemente de sus circunstancias.

Esposa, si usted trata a su marido de esta manera, él se sentirá adorado. Él nunca buscará otra esposa.

Esto no es políticamente correcto, sino que es la cultura del cielo.

Cuando el mundo ve un buen matrimonio, ve una imagen viva del evangelio y ve buena adoración.

Cuando el mundo ve esposos egoístas y esposas irrespetuosas, ve una perversión del evangelio, y una perversión de la adoración. Tenemos que representar con precisión lo mucho que nuestro Señor nos ama al amar a nuestras esposas de la misma manera.

Por lo tanto, cuando falla la adoración de una cultura, sus matrimonios comienzan a fallar.

Si tan solo obedeciéramos lo que Dios dice en Efesios 5 salvaríamos  nuestras familias, nuestras iglesias y nuestra cultura. Tanto el evangelio como la adoración son redentivos en naturaleza. Y no solo se aplican a la Iglesia; son lecciones de cómo vivir una vida bendecida en la tierra.

—Tomado del libro Cómo adorar al rey por Zach Neese.

Acerca de Toto Salcedo

Comunicador Radio-TV RR.SS Libro: Revolucion desde adentro Pastor EKKLESIA

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