ESCRITORIO

Y llegó a Capernaum; y cuando estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre vosotros en el camino? Mas ellos callaron; porque en el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el mayor.

Marcos 9:33-34

Es vergonzoso cuando alguien demuestra que puede leer tu mente. La mayoría de nosotros preferimos que nuestros pensamientos no sean expuestos. No estamos orgullosos de nuestros motivos. No queremos que nuestras intenciones sean difundidas. Los discípulos tenían un problema–Jesús los entendía. Así como él nos entiende a nosotros.

Cada táctica que usamos en las relaciones humanas para evitar la verdad es absolutamente transparente para Dios. El hecho de que Dios nos conozca tan bien no es sorprendente. Después de todo, él es Dios. El hecho de que todavía intentemos hacer nuestra magia con él tampoco es sorprendente. Después de todo, somos humanos. Es asombroso que Dios nos conozca y se acerque para ayudarnos a ser mejores de lo que somos instintivamente.

Los discípulos estaban discutiendo sobre el liderazgo. Estaban luchando por ver quién podía reclamar la cima del montón. Todos ellos estaban en la escalera de la grandeza, y afortunadamente no se nos dan los detalles de lo listos que estaban para pisarse unos a otros en el camino hacia arriba. Aparentemente la discusión terminó en empate.

La pregunta de Jesús los tomó por sorpresa. El tema de la grandeza de repente no se sintió bien. Jesús rompió el silencio con un desafío. Él les dio la última medida de liderazgo: «El que quiera ser el primero debe ocupar el último lugar y ser el servidor de todos los demás» (Marcos 9:35). Aparentemente, el silencio se reanudó. Los discípulos no discutieron con él ni le hicieron preguntas. No sabemos cuánto tiempo duró esto, pero Marcos registra que Jesús vio a un niño pequeño en la vecindad y decidió hacer un comentario adicional mientras sostenía al niño. «Todo el que acoge a un niño así de mi parte me acoge a mí, y todo el que me acoge a mí, no sólo me acoge a mí, sino también a mi Padre que me ha enviado» (Marcos 9:37). ¿Están conectados los dos puntos? Tal vez Jesús decía: «¿Realmente quieres ser el primero? Entonces empieza de a poco».

A medida que avanza en su día, piense a quién sirve. ¿Qué tan consciente es usted de las personas que no están siendo atendidas? ¿Puedes ver a los que se pasan por alto? Al final, ¿qué es lo más importante: ser llamado líder o hacer lo que hace un verdadero líder?

Si nuestros pensamientos e intenciones son servir a Cristo, no tenemos que preocuparnos de que alguien lea nuestras mentes.

Acerca de Toto Salcedo

Comunicador Radio-TV RR.SS Libro: Revolucion desde adentro Pastor EKKLESIA

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