Max Lucado
Hay ciertas cosas que todos saben que no deben hacer. No tratar de enlazarse en un tornado. No pelear con un león armado con un mondadientes. No estornudar con el viento en contra. No ir a cazar osos con una pistola de juguete. Y no enviar a un pastor jovencito a pelear con un gigante. Uno no hace esto, a menos que no tengas otra opción. Saúl no la tuvo. Y es cuando no hay opciones donde estamos más que listos para las sorpresas de Dios.
¡Saúl fue sorprendido! El rey trató de darle a David algún equipamiento. ¿Qué deseas, muchacho? ¿Un escudo? ¿Espada? ¿Granadas? ¿Rifles? ¿Un helicóptero? David tenía otra cosa en mente. Cinco piedras lisas y una ordinaria honda de cuero. Los soldados se quedaron atónitos. Saúl suspiró. Goliat se burló. David giró la honda. Y Dios afina Su puntería. Cualquiera que subestima lo que Dios puede hacer con algo ordinario, ¡tiene piedras en la cabeza!
Vía: Max Lucado