tv2-5

Vinieron entonces los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole señal del cielo, para tentarle. Y gimiendo en su espíritu, dijo: ¿Por qué pide señal esta generación? De cierto os digo que no se dará señal a esta generación. Y dejándolos, volvió a entrar en la barca, y se fue a la otra ribera. — 

Marcos 8:11-13

Cuando él escuchó esto, suspiró profundamente en su espíritu y dijo, “¿Por qué esta gente sigue demandando señales milagrosas? Te digo la verdad. No daré a esta generación ninguna señal.” Así que se subió a la barca y se fue, cruzando al otro lado del río.

«Parece que no logré nada. Paso la mayor parte de mi día solo apagando incendios.”

¿No te suenan familiares estas palabras? Aquellos pequeños “incendios” pueden distraernos de lograr metas mayores. Parecen ocupar todo nuestro tiempo, y al final, nos damos cuenta que no hemos hecho ningún progreso importante en todo el día.

Jesús estaba familiarizado con las distracciones. Los discípulos lo buscaban mientras estaba en el desierto, orando a su Padre. Las multitudes le perseguían y rogaban por sanidades o por pan. Su familia llegaba sin avisar. A menudo, Jesús accedía a las peticiones de la gente.  De hecho, gran parte del ministerio de Jesús se centraba en suplir las necesidades reales de las personas. Él gustosamente proporcionaba alimento, sanidad, o perdón. Lo que pudo haber parecido una distracción, era de hecho, parte vital del ministerio de Jesús.

Aun así, hubo momentos en los que Jesús se negó rotundamente a ser interrumpido. Cuando los fariseos pidieron señales después de haber sido testigos de incontables milagros, Jesús simplemente digo que no. Ciertamente, los poderes de Jesús no tenían límite. Él pudo haber cumplido las peticiones de los fariseos. Pero Él había puesto límites a su ministerio. Él vino por el enfermo y cautivo. Vino por el pobre y el débil. Vino por aquellos que creían. Sabiendo que su ministerio en la tierra tenía un límite de tiempo, se enfocó en aquellas actividades que resultaban fructíferas.

¿Tenemos la determinación de mantenernos enfocados en lo más importante? ¿Somos capaces de decir no a las actividades que no tienen fruto, o a la gente que es simplemente una distracción? Al mismo tiempo, ¿somos sensibles a las pequeñas interrupciones del día, que son parte realmente de nuestro llamado? Las opciones delante de nosotros requieren sabiduría que solo viene de Dios.

Vía: Revista Ministry Today

Acerca de Toto Salcedo

Comunicador Radio-TV RR.SS Libro: Revolucion desde adentro Pastor EKKLESIA

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s