Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?
Lucas 11:9-13
En este pasaje, Jesús está invitando y desafiando a sus discípulos a orar de una manera específica y por una cosa específica. Los verbos traducidos “pedir”, “buscar” y “llamar” están en tiempo continuo en los manuscritos originales. Esto da a las frases el sentido de que las bendiciones deseadas deben ser perseguidas con acción repetida y con perseverancia. Dios quiere que realmente queramos lo que deseamos y que no seamos pasivos o indiferentes al respecto. Cualquier negación temporal sólo sirve para profundizar el hambre por lo que se niega. También revela que las peticiones de las cosas buenas de su reino pueden ser resumidas pidiendo la manifestación del ministerio del Espíritu Santo. Dios es un Padre generoso y rico que verdaderamente quiere darnos el ministerio del Espíritu Santo, pero también quiere que deseemos sinceramente que el Espíritu Santo venga sobre nosotros con Sus dones, frutos y sabiduría.
ORACIÓN
Gracias, Padre, porque puedo venir audaz y confiadamente a Tu presencia. Enséñame a acercarme a Ti con especificidad, expresando mis anhelos más profundos ante Ti. Ministra para mí a través de Tu Espíritu.
Debemos pedir con confianza y audacia por Su presencia y propósitos, a sabiendas de que en tiempo se hará, si no lo hacemos