Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:
Hechos 2:14-16
Los ejemplos bíblicos del mover del Espíritu Santo nos enseñan esto: el Espíritu Santo no parece estar demasiado preocupado por nuestras reputaciones. El derramamiento del Espíritu no hizo mucho por la respetabilidad de los de arriba. «Estos hombres no están borrachos, como tú crees», dijo Pedro. Algunas personas parecen estar borrachas como resultado de la llenura del Espíritu Santo. Puedo imaginarme a Pedro predicando su sermón de Hechos 2 mientras todavía siente los efectos de alguna de las santas hilaridades del cielo. Pedro dirigió su primer sermón a los visitantes de fuera de la ciudad que estaban en Jerusalén para la fiesta de Pentecostés. Muchos de ellos eran personas que estaban asombradas y perplejas al escuchar alabanzas a Dios en su propio idioma (Hechos 2:8-12). Pero Pedro también predicó a los más religiosos de todos, a los fariseos hebreos de Judea que, ofendidos en sus mentes, se burlaban: «Están llenos de vino nuevo» (v. 13). El comportamiento de los discípulos podría haber parecido fuera de lugar para estos líderes religiosos, pero fue, sin embargo, obra del Espíritu Santo.
ORACIÓN
Perdóname, Espíritu Santo, por preocuparme por la aparición de mi respuesta a Tu unción. Perdóname por juzgar a otros por sus respuestas a Ti. Te permitiré trabajar de la manera que Tú elijas.
El Espíritu Santo no parece estar demasiado preocupado por nuestras reputaciones.