Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. … Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
Efesios 4: 7, 11-13
Pablo escribe a los Efesios que «la gracia fue dada según la medida del don de Cristo» (Ef. 4:7). El versículo 11 aclara que el don al que se refería es un don del ministerio. No podemos dejar de notar la idea equivocada acerca de la gente ungida a la que se hace referencia en este pasaje. Comúnmente asumimos que a la gente se le da el don de ser profeta, pastor o evangelista. Paul lo veía de otra manera. «…dio a algunos para que fueran apóstoles… profetas… evangelistas… pastores… maestros» (v. 11, énfasis añadido). Claramente, el ministro fue el regalo para la iglesia. No se trataba de que el don ungido fuera para el beneficio del ministro. Eso realmente cambia la forma en que lo vemos. Los dones de Dios se distribuyen a las personas que se convierten en recipientes y conductos de Su misericordia para el beneficio de otros.
ORACIÓN
Padre, ayúdame a discernir los dones que me has dado. Y ayúdame a recordar siempre que el propósito de los dones que pusiste en mi espíritu es que Tu iglesia pueda llegar a conocerte mejor.
Los dones de Dios no tienen que ver con nuestras promociones y estima.