Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.
1 Corintios 2:9-10
Ocasionalmente, el Señor puede dar instrucciones a una iglesia que serían difíciles de seguir sin una fuerte confirmación profética. Uno de estos eventos está registrado por Eusebio, el historiador de la iglesia del siglo III. Según Eusebio, todo el cuerpo de los creyentes de la ciudad de Jerusalén recogió y abandonó la ciudad a causa de una revelación profética, y, en consecuencia, sus vidas fueron perdonadas. Inmediatamente después de su partida, Jerusalén fue sitiada por Tito, el general romano, y fue destruida en el año 70 d.C. Seguramente Dios estableció la credibilidad de estos mensajeros proféticos a los ojos de la iglesia antes de la crisis venidera. Debe haber sido una confirmación lo suficientemente fuerte para ser creída. Creo que hay una cualidad del ministerio profético que está emergiendo en el cuerpo de Cristo en nuestros días y que logrará una credibilidad similar a los ojos tanto de la iglesia como, hasta cierto punto, de los líderes seculares y de la sociedad. Muchos pueden burlarse de esta idea, pero algún día Dios podría usar el ministerio profético para salvarlos del desastre.
ORACIÓN
Padre, te agradezco que levantes un ministerio profético creíble en estos últimos días que ayudará al mundo a conocer tus planes y propósitos específicos. Padre, que podamos esperar que Tu revelación guíe nuestras vidas y nos proteja del desastre.
Qué tiempos emocionantes se avecinan para el cuerpo de Cristo