Cantadle, cantadle salmos; Hablad de todas sus maravillas. Gloriaos en su santo nombre; Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová. Buscad a Jehová y su poder; Buscad siempre su rostro.
Salmos 105:2-4
La unción revolucionaria sobre el miedo se encuentra en el lugar secreto de la belleza de Dios. El miedo no domina el corazón allí porque un placer superior sostiene el corazón. Es un estilo de vida de encuentro e intimidad con la belleza de Dios que nos rescata del miedo. Este era un concepto drásticamente nuevo cuando David lo presentó. Moisés, que vivió quinientos años antes, popularizó la enseñanza de que no se puede ver el rostro de Dios y vivir. En Éxodo 20:19, el pueblo decía: «No hagas que Dios nos hable o moriremos». David respondió a ese paradigma de Dios con su propia experiencia, que creó un paradigma muy diferente: «Dios Altísimo me dijo que quería mostrarme su rostro». Esta es la primera vez que Dios le dice a la raza humana que Él desea que busquemos Su rostro. David fue la primera persona en declarar esto. Su nueva enseñanza era que el Dios del cielo no quiere matarnos cuando nos muestra su rostro, sino que desea llevarnos a la experiencia de la cercanía y el consuelo con Él.
ORACIÓN
Padre, busco Tu rostro. Sé que Tú deseas mostrarnos Tu rostro, y yo anhelo contemplar Tu belleza. Yo declaro a David: «Señor, muéstrame tu rostro».
El miedo ya no es nuestra preocupación.