… Para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, —
Efesios 3:16-17
David también dijo que Dios era su fuerza emocional, la fuerza de su corazón. Esta es otra faceta de nuestra intimidad con Él que nos protege del miedo. Pablo oró para que el poder divino tocara nuestro hombre interior, para que nuestras emociones se fortalecieran. Se refería a nuestro ser emocional. Dios llena nuestras almas de fuerza para que podamos permanecer en confianza. Este es un don sobrenatural y una unción en nuestro interior que nos permite seguir adelante aunque parece que tenemos todas las razones para dejarlo. No renunciar es en sí mismo, un acto de la gracia de Dios dentro de nosotros. Pero Él hará más que eso: Él hará que tu corazón, tus emociones, se vuelvan flotantes y poderosas, que estén vivas en Dios. Cuando el Señor nos libera del temor, no significa que no volveremos a sentir miedo, sino que ya no es una realidad predominante en nuestra vida. El miedo ya no es nuestra preocupación. Se convierte en algo con lo que el enemigo nos tienta sin éxito, en una muestra secundaria de su fracaso.
ORACIÓN
Padre, lléname hasta desbordarme con Tu unción sobrenatural que me permite permanecer invicto sin importar las circunstancias. Sana la herida de mi espíritu y haz que esté vivo en Ti. Líbrame del miedo de mi enemigo.
Amados, hay una fuerza emocional que Dios nos ofrece.