Porque ni de oriente ni de occidente, Ni del desierto viene el enaltecimiento. Mas Dios es el juez; A éste humilla, y a aquél enaltece.
Salmos 75:6-7
José fue ascendido y degradado tempranamente. Recibió el favor de su padre, pero eso lo metió en problemas con sus diez hermanos mayores. Fue vendido como esclavo a los egipcios, y luego se encontró sobre toda la guardia en la casa de Potifar. Pudo haber pensado que todas las promesas se cumplirían y que estaba en el camino más alto y permanente, pero había otro calabozo por delante. Fue enviado a prisión por varios años. Finalmente se le confió toda la riqueza de Egipto. Saulo de Tarso, que se convertiría en el apóstol Pablo, tuvo un encuentro sobrenatural con Jesús en el camino a Damasco (Hechos 9). Todo el mundo cristiano hablaba de este nuevo converso. Pero después de su éxito internacional inmediato, pasó por lo menos catorce años en el desierto sin que nada sucediera en su ministerio. Luego, por un tiempo, tuvo un exitoso ministerio de sanación y evangelismo, pero luego fue a prisión, a ser golpeado y a morir. Estos hombres aprendieron a encontrar sus identidades en Dios en los tiempos de prueba de carácter de los primeros éxitos. ¿Has probado el éxito? ¿Te diste cuenta de que tu personaje estaba siendo puesto a prueba? Dios quiere que usted establezca su identidad completamente en Él y aprenda a manejar el favor de los hombres de la misma manera que usted manejó la oscuridad. Si pasas la prueba, te «gradúas» a la siguiente temporada, aunque puede que desees no haberlo hecho.
ORACIÓN
Padre, permíteme aprender de José y Pablo la lección de establecer mi identidad firmemente sólo en Ti. Deja que mi corazón sea puro delante de ti, y déjame honrarte, porque sólo tú eres el que levanta mi cabeza.
La promoción no viene del este, oeste, o del sur, sino del norte, del Señor.