Y Saúl envió mensajeros a Isaí, diciendo: Envíame a David tu hijo, el que está con las ovejas. Y tomó Isaí un asno cargado de pan, una vasija de vino y un cabrito, y lo envió a Saúl por medio de David su hijo. Y viniendo David a Saúl, estuvo delante de él; y él le amó mucho, y le hizo su paje de armas. Y Saúl envió a decir a Isaí: Yo te ruego que esté David conmigo, pues ha hallado gracia en mis ojos.
1 Samuel 16:19-22
Después que Samuel ungió a David, el Espíritu del Señor se apartó de Saúl, y un espíritu angustioso lo perturbó. Como cura para su mal humor, los sirvientes de Saúl recomendaron a David que tocara música para consolarlo. Así que David se mudó a la ciudad de Gabaa, la capital del gobierno de Saúl. Vivió allí aproximadamente desde los diecisiete años hasta los veintitrés. Saúl estaba muy contento con él, y David halló favor en los ojos de Saúl. David también encontró el favor de toda la nación de Israel, que había estado en crisis militar a gran escala debido a Goliat el Filisteo. David fue usado por Dios para sacar a la nación de un desastre. Se convirtió en un héroe nacional y llevó a la nación a una victoria significativa. Dios lo arrebató de las colinas de Belén, incrementó significativamente su salario, y le dio favor delante de los hombres. Lo que David probablemente no sabía es que en todo este éxito temprano, Dios estaba probando el carácter de su amor y servicio. ¿Continuaría recurriendo a su identidad espiritual en Dios, o comenzaría a encontrar valor e importancia desde su nueva posición de honor?
ORACIÓN
Padre, cuando me has colocado en mi Gabaa donde estás probando mi amor y mi servidumbre por Ti, ayúdame a reconocer que cualquier recomendación que venga a mí viene de Ti. No es por mí, es por Ti y Tu amor por mí.
Esta fue la prueba de ascenso, que Dios le puso a David en Gabaa.