Tanto lo alto como lo bajo los hombres encuentran refugio a la sombra de tus alas. Se deleitan con la abundancia de tu casa; les das de beber de tu río de delicias. Porque contigo está la fuente de la vida; en tu luz vemos luz.
-Salmo 36: 7-9
Maravilla de maravillas: Dios nos llama a participar de esta alegría. En el Salmo 36: 8, David le dice a Dios el Padre: «Tú les das de beber del río de tus pasatiempos» (NKJV). Al darnos bebida, David quiere decir que Dios comparte el placer de su ser con nosotros. Simplemente no hay mayor placer que cuando Dios se revela al espíritu humano. Sucede ahora en la Tierra hasta cierto punto para aquellos de nosotros que somos Sus hijos, y sucederá en el cielo en una medida exponencialmente mayor. Cuando lo veamos cara a cara nos regocijaremos voluntariamente.
ORACIÓN
Dios, no sé cómo se verá mi cuerpo celestial, pero sé que necesitaré muchos músculos para sonreír. Prepárame para regocijarme por siempre.
No se requiere una sonrisa en el cielo, es inevitable.