Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno,
Colosenses 3:5, 7-10
Pablo enseñó a los creyentes colosenses a buscar la renovación recibiendo el conocimiento de la imagen de Dios. La renovación espiritual y esa transformación duradera de la mente que todos buscamos sólo ocurrirá a través del conocimiento del corazón de Dios que estalla en nuestros propios corazones. Eso sólo sucede cuando entramos en contacto con Dios y la verdad acerca de Dios en Su Palabra. Nada tiene mayor poder para transformar tu vida interior que el momento en que la voz de Dios toca tu espíritu con una revelación personal de quién es Él, quién eres a la luz de eso, y lo que Él quiere que hagas. Podría ser nada más (y nada menos) que la revelación de que realmente disfruta estar contigo. Sólo eso puede cambiar tu vida, si la conviertes en el fundamento de tu caminar con Dios. Cuando atestiguan eso, son transformados, miran y se vuelven. Tal experiencia nunca puede ser neutral. Te despierta a quién eres, quién es Él, y quién serás.
ORACIÓN
Lo que pienses de mí, lo que sientas por mí, es lo único que me importa, Padre. Todo lo demás parece muy lejano cuando contemplo Tu asombrosa belleza y descubro Tu maravilloso amor por mí.
Lo que Dios piensa y siente acerca de ti vale mucho más que el mejor consejo de los más importantes personas en tu vida.