Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con regocijo. Reconoced que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
Salmos 100:2-3
Dios es un Dios de alegría. No sólo tiene una misericordia inagotable, sino que Dios también posee poderosos placeres más allá de nuestra comprensión. Sus emociones de regocijo son infinitas en medida y eternas en duración. Experimentar a Dios es como montar en una montaña rusa que nunca termina pero que mejora con cada curva. Él sonríe con deleite y gozo cuando nos mira a cada uno de nosotros. Esto sorprende a mucha gente por su incomprensión. Están acostumbrados a relacionarse con un Dios que está mayormente loco o mayormente triste cuando se presentan ante Él. Ellos imaginan que Él está loco porque se han rebelado, o triste y afligido todo el tiempo porque Su pueblo no está lo suficientemente comprometido.
ORACIÓN
Padre, muéstrame tu alegría. Déjame verte sonreír con deleite mientras me miras. Déjame experimentar la alegría de vivir mi vida en la tuya.
Cuando el Padre nos encuentra en la lucha de nuestra debilidad, en algún lugar sucio de pecado y odiándonos a nosotros mismos, Él nos saca de ahí con un gran placer.