Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.
Jeremías 9:23-24
Cuando nos presentamos ante este apasionado Esposo como su querida esposa, Jesús nos revela progresivamente ciertos aspectos de su corazón. Típicamente, Él comienza con Su ternura y misericordia. Esta es la misma ternura y misericordia que nos encontramos en la salvación, cuando nos sentimos completamente ingrávidos, libres y jubilosos, y con razón. Jeremías nos dice que Dios se deleita en mostrarnos bondad amorosa. Dios sabe que no podemos traer nada a la mesa de negociaciones para motivarlo. Él está plenamente motivado dentro de sí mismo para ser misericordioso. Pero este es un mensaje extremadamente difícil de recibir por la gente. Cuando los amantes sinceros de Cristo tropiezan debido a su debilidad o inmadurez, a menudo se lo reprochan durante meses o incluso años. La verdad es que cuando pedimos perdón, el Señor nos perdona instantáneamente. Su ternura hacia nosotros supera con creces la nuestra. Oh, los tiernos tratos del corazón del Esposo!
ORACIÓN
Señor, en Tu ternura y misericordia me has ofrecido Tu gloriosa salvación. Tu bondad amorosa me ha concedido las bendiciones de tu herencia. Tu perdón me ha librado de mis pecados, y en mansedumbre me preparas para pasar la eternidad contigo en el cielo.
A menudo somos demasiado duros con nosotros mismos, pensando que condenarnos a nosotros mismos de alguna manera lo hará todo mejor o ayudará a Dios a amarnos