De tu misericordia, oh Jehová, está llena la tierra; Enséñame tus estatutos. Bien has hecho con tu siervo, Oh Jehová, conforme a tu palabra. Enséñame buen sentido y sabiduría, Porque tus mandamientos he creído.
Salmos 119:64-66
La mayoría de los creyentes están tan desconectados de la realidad del asombroso y espléndido amor de Dios por nosotros que se pierden totalmente el 99 por ciento de lo que podrían experimentar en su caminar diario con Cristo. Ellos tratan a Dios como un empleador, un socio de negocios, un juez, un policía de tráfico, todo menos un amante. Rara vez sienten Su pasión, amor o gozo. Tal vez se dicen a sí mismos que sentirlo no es tan importante, siempre y cuando estén obedeciendo Sus mandamientos, leyendo la Biblia, y manteniendo las disciplinas espirituales. Pero como consecuencia de esta sequía, rara vez sienten amor o gozo de ningún tipo. La mayoría de los creyentes ponen la oración en la categoría de «sacrificios que hago por Dios», pero eso sólo sucede cuando se vive con una idea totalmente errónea de quién es Dios. Cuando miramos dentro de Su corazón, Él nos revela cómo se ve emocionalmente y cómo nos vemos nosotros a Él. El resultado vuelve nuestros cerebros y corazones del revés. ¡No puedes superarlo! Es como enamorarse por primera vez. ¡Absolutamente Él arde de amor por ti!
ORACIÓN
Padre, no quiero perder ni una fracción del 1 por ciento de lo que Tú has planeado para mí. Estoy listo, oh Dios, para hacer o ser lo que Tú quieras que haga o sea.
Tienes que entenderlo: Dios no es un aburrido papá, que lleva zapatillas y se la pasa en el cielo sintiéndose constantemente perturbado.
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