En cuanto a ti, la unción que recibiste de él permanece en ti, y no necesitas que nadie te enseñe. Pero como su unción te enseña sobre todas las cosas y como esa unción es real, no falsificada, tal como te ha enseñado, permanece en él.
-1 Juan 2:27
Las recompensas secundarias en la tierra son muy importantes. Incluyen un ministerio ungido, un avance de las finanzas, un par de buenos amigos, salud y fortaleza. Todas estas son recompensas muy importantes, pero son secundarias. Me encantan las recompensas secundarias. Las necesitamos, y ellas son la voluntad de Dios. Cuando el primer mandamiento es visto como una tarea de trabajo, como un sacrificio, las recompensas secundarias a menudo se vuelven primordiales para nosotros. En otras palabras, nuestra principal preocupación es la cantidad de unción en nuestro ministerio, cuánto dinero tenemos, la condición de nuestra salud y la cantidad de amistades profundas y leales que tenemos. Estas recompensas secundarias se convierten en nuestro enfoque principal cuando nos vemos a nosotros mismos haciendo sacrificios por Dios. Sin embargo, tales recompensas se vuelven secundarias cuando Jesús es nuestra magnífica obsesión, porque nuestro más alto nivel de propósito se cumple.
ORACIÓN
Padre, que amarte nunca se convierta en una tarea de trabajo o un sacrificio difícil para mí. Tu Hijo, Jesús, se ha convertido en mi magnífica obsesión.
Nos volvemos poderosos y valientes en la gracia de Dios cuando el propósito principal del amor por que fuimos creados comienza a cumplirse.