Pero por la gracia de Dios, soy lo que soy, y su gracia hacia mí no resultó vana; pero trabajé aún más que todos ellos, pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.
-1 Corintios 15:10, NAS
El cambio es un proceso difícil. Aquí están las buenas noticias. La santificación y la transformación vienen de la contemplación, ¡no de la lucha! Parte del mundo cristiano se ha zambullido de cabeza en un ciclo interminable de recuperación, autoayuda y sermones, libros y cintas de cómo hacerlo. La transformación proviene de contemplar la gloria y el esplendor de Jesús, que es una persona real. A menos que Dios cambie nuestros corazones con su presencia, nunca cambiaremos. Podemos arrastrarnos a la sala de oración regularmente, pero solo Dios puede cambiar el corazón. Sucede por Su gracia trabajando en nosotros.
ORACIÓN
Lo que sea necesario querido Señor, permíteme contemplar las maravillas de tu ser para que pueda ser cambiado a tu imagen. Cambiarme, Señor; Dame tu gracia para ser todo lo que Tú me has creado para ser.
La transformación no proviene de esforzarse o solo de técnicas psicológicas.