Las armas con las que luchamos no son las armas del mundo. Por el contrario, tienen poder divino para demoler fortalezas. Derribamos argumentos y toda pretensión que se pone en contra del conocimiento de Dios, y tomamos cautivo cada pensamiento para hacerlo obediente a Cristo.
-2 Corintios 10: 4-5
Satanás no se deja intimidar por las alarmas de los creyentes que no tienen una relación íntima con Jesús. Él sabe que mientras las tinieblas reinen sin oposición e invictos en muchas áreas de sus propias vidas, esos creyentes no representan una amenaza real para su reino. Jesús es Aquel a quien Satanás teme. Si los creyentes no están llenos de la realidad y el conocimiento de Jesús, Satanás sabe que es solo cuestión de tiempo hasta que sean víctimas de sus ataques, no vencedores de la oscuridad. Satanás está preocupado por los creyentes que no se distraen de la pureza y sencillez de la devoción a Jesús. Huye ante la espada del Espíritu cuando es manejado por hombres y mujeres que tienen una historia secreta en Dios de intimidad, fidelidad y obediencia.
ORACIÓN
Padre, con tu fuerza y poder, nunca más seré intimidado por el enemigo. Soy un vencedor a través de Tu amor, no una víctima de las tácticas engañosas de Satanás.
El creyente más débil e inmaduro que tiene en su corazón la pasión por Dios, se convertirá en una amenaza para el reino de Satanás
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