Joseph Mattera
Hay un viejo adagio que dice “la personas heridas, hieren a las personas.”
Es bien sabido que aquellos que han sido emocionalmente dañados, tienden a imponer su herida y dolor sobre otras personas. Por ejemplo, un gran porcentaje de aquellos que han sido sexualmente abusando, se convierten en los abusadores de otros; aquellos que sufrieron bajo un padre alcohólico, a menudo, ellos mismos hacen sufrir a su futura familia, a causa de sus borracheras. Hasta que nosotros, como iglesia, no tratemos con toda la persona, como se muestra en 1 Tesalonicenses 5:23, nuestras congregaciones estarán llenas de gente que, estará espiritualmente dotada, pero actuarán como niños emocionales. En otras palabras, la iglesia debe tratar con la salud emocional, y no solo la salud y el poder espiritual.
Los siguientes, son los rasgos comunes que la gente herida, muestra en sus interacciones con los demás.
1. La gente herida a menudo transfiere su ira interior a su familia y amigos cercanos. A menudo, aquellos que le rodean, se convierten en el blanco de tonos ásperos y ataques de rabia, ya que sin saberlo, han llegado a ser los receptores indirectos de la ira transferida.
2. La gente herida interpreta cada palabra que se les dice, a través del prisma de su dolor. Debido a su dolor, las palabras ordinarias son a menudo malinterpretadas en un sentido negativo.
Debido a esto, son extremadamente sensibles y actúan desde el dolor, en lugar de la realidad.
3. La gente herida, interpreta cada acción a través del prisma de su dolor. Su dolor emocional hace que sospechen de motivaciones equivocadas o malvados intentos, detrás de las acciones de otros, hacia ellos.
4. La gente herida, a menudo se presente como víctima y carga con un “espíritu de víctima”. A menudo, las personas heridas pueden quejarse de “racismo,” “sexismo” y “homofobia,” o a menudo usan las palabras “injusto” o “injusticia” para describir la manera en la que están siendo tratadas, incluso si no es verdad. (Eso no quiere decir que, a veces, no sean realmente víctimas de racismo o sexismo en algunos casos; este es solo un ejemplo)
Las personas heridas tienen dificultad para entrar en una relación de confianza.
La gente lastimada, a menudo lleva consigo un espíritu receloso.
5. La gente herida, a menudo se aísla de los demás, y se pregunta por qué no hay nadie allí para ellos. Continuamente, lastiman a quienes aman y necesitan más, con su comportamiento auto destructivo.
6. La gente herida tiene la madurez emocional de la edad en que recibieron su herida (no tratada). Por ejemplo, si una chica fue violada por un hombre cuando tenía 12 años, a menos que perdone y permita que Cristo sane su corazón, y disipe sus temores, en esa particular área de su vida (sexualidad con un hombre), su crecimiento emocional se detendrá; incluso cuando alcance sus últimos años, puede todavía tener la madurez emocional de una niña de 12 años.
7. La gente herida es, a menudo, frustrada y depresiva, debido al dolor pasado que continuamente se derrama en su conciencia presente. En muchas instancias, puede que no estén conscientes del por qué están continuamente frustrados o depresivos, pues han enfrentado su dolor con compartimentarlo o cubrirlo con otras cosas, al pasar el tiempo.
8. La gente herida, a menudo estalla en emoción inapropiada, pues palabras, acciones o circunstancias particulares, “tocan” y “gatillan” las heridas del pasado. He estado en situaciones con personas que tienen reacciones exageradas a una palabra que dije, o una acción que tomé. Aunque me sorprendió y pensé que esta reacción salía de lanada, en realidad era la persona respondiendo a una acumulación de años de heridas y dolor, que no podía dejar de desbordarse en diversas situaciones.
Yo mismo he estado en situaciones donde me sentí herido, preocupado o exageré algo, porque tocó un nervio con el que todavía estaba tratando, debido a una herida recibida en el pasado. En esas situaciones, he intentado razonar a través de la situación, tan objetivamente como pude, con mucha oración e introspección, para no decir o hacer algo que dañe a otra persona, o a mí mismo.
9. La gente herida, a menudo se mantienen ocupados con el trabajo, el rendimiento y/o logros, para compensar de esa manera, su baja autoestima. A menudo, los ministerios no son motivados por amor a Jesús, sino por un impulso de lograr algo.
Es importante que los pastores y ministros sean guiados por el Espíritu, en lugar de impulsados por tener éxito.
Un ministro no debería preocuparse de hacer que las cosas sucedan. Él o ella, deberían caminar en integridad y humildad, y permitir que Dios abra las puertas para proveer una plataforma ministerial, de acuerdo a la tarea para su vida y ministerio.
10. La gente herida, a menudo intenta auto medicarse con entretenimiento excesivo, drogas, alcohol, pornografía, relaciones sexuales o aficiones, como una manera de olvidar su dolor, y huir de la realidad. Hasta que la iglesia aprenda a trata y enfatizar la vida y salud emocional del creyente, estará llena de “medios cristianos” que oran y leen la Biblia, pero no encuentran victoria, pues no enfrentan las heridas de su alma.
11. La gente herida, ha aprendido a adaptarse a su privado “falso yo” o “lado oscuro,” el cual les lleva a ser hipócritas y carentes de integridad. A menudo, su vida privada es diferente a su vida pública, lo que causa hipocresía y produce sentimientos de culpa, condenación y depresión.
12. La gente herida, a menudo se ensimisma en su propio dolor, y no son conscientes de que están lastimando a otras personas. A menudo son insensibles hacia los demás, pues su pena emocional limita su capacidad de empatía, y de auto conciencia.
He estado en numerosas situaciones, cuando alguien me hiere y sigue la relación sin siquiera disculparse, pues no tuvieron ni idea de lo que estaban haciendo.
13. La gente herida, es susceptible al engaño demoníaco. Estoy convencido de que la mayoría de las divisiones en la iglesia, son causadas por santos que carecen de salud emocional, y proyectan su dolor en los demás.
Satanás trabaja en la oscuridad y el engaño, y se mantiene lejos de la luz. La gente lastimada, a menudo tiene patrones de hábito destructivos, que son practicados en la oscuridad. Por lo tanto, su mente se convierte en caldo de cultivo para la infiltración y el engaño satánico.
Si la iglesia tratará más la salud emocional del individuo, habría menos de un punto de apoyo para la infiltración demoníaca. Además, habría relaciones más fuertes, matrimonios más fuertes, hijos más saludables, y un enfoque más balanceado del ministerio, con menos posibilidades de agotamiento pastoral y congregacional.
14. A menudo, Dios emerge deliberadamente el dolor, de modo que las personas lastimadas puedan enfrentar la realidad. Ya sea a causa de un problema matrimonial, o conflictos continuos personales en el trabajo, a menudo, Dios permite el conflicto y el efecto, pues quiere la infección, para detener la propagación, y que la persona sea sanada.
A menudo, los cristianos están peleando con el diablo, y culpándole del conflicto, cuando en esencia, Dios lo permite para que la persona sea motivada a profundizar en su vida, para tratar con la raíz que causa los patrones de pensamiento y hábito destructivos.
El propósito de Dios para nosotros es que seamos conforme a la imagen de Cristo (Romanos 8:29). Esto no solo ocurre con los estudios bíblicos, la oración, y los momentos de gloria, sino también en las situaciones dolorosas, cuando tenemos que enfrentar lo que nos ha estado lastimado por muchos años.
Me he dado cuenta de que estos períodos de heridas que salen a la superficie, suelen tener lugar cuando la gente está en la transición de los años después de los 30. Tal vez, esto es porque es entonces que tienen la edad suficiente para entender por experiencia, que hay algo malo, y que no es demasiado tarde para redimir su dolor, y restaurar relaciones, para maximizar su propósito. Rara vez, una persona es capaz o incluso está dispuesta a tratar y enfrentar el dolor, cuando llegan a la tercera edad (60 años o más). La mayor parte de esta edad, ya se han vuelto cínicos, duros de corazón, o están tan deprimidos que han perdido la esperanza, aun cuando Dios es capaz de ayudarles a cualquier edad.
15. La Gente Herida, Necesita Perdonar Para Ser Restaurada A La Libertad. El Evangelio de Juan 20:23 dice que tenemos que tenemos que perdonar los pecados de los otros, si vamos a ser perdonados. Esto significa que si no perdonamos a otros, entonces lo que nos ha convertido en víctimas, se convertirá en parte de nuestra vida. Por ejemplo, padres alcohólicos, crían hijos alcohólicos, si sus hijos no perdonan y liberan a sus padres.
La buena noticia es que, a través de la sangre eficaz de Cristo, podemos todos ser sanados y liberados de toda herida del pasado, de modo que podamos consolar a otros con el mismo consuelo que hemos recibido de Dios (2 Corintios 1:4)
Vía: Charisma Magazine