Cindy Trimm
Pero por causa de ustedes el Señor se enojó conmigo y no me escuchó, sino que me dijo: «¡Basta ya! No me hables más de este asunto. Sube hasta la cumbre del Pisgá y mira al norte, al sur, al este y al oeste. Contempla la tierra con tus propios ojos, porque no vas a cruzar este río Jordán.»
Deuteronomio 3:26–27
Cuando lees una de las promesas de Dios para ti en la Biblia, ¿cuál es tu primer pensamiento? «Oh, sería maravilloso tener eso en el cielo algún día» o «¡Qué promesa tan fenomenal! Por supuesto, eso no es para alguien tan miserable como yo» O piensas: «¡Alabado sea Dios! Si Él dice que yo debería tener eso, ¡nada podrá impedir que su bendición se manifieste en mi vida!». Lamentablemente, demasiadas personas solo escogen las primeras dos opciones. Como hicieron los israelitas, que se detuvieron a la orilla del Jordán a mirar lo que se les había prometido, nosotros también solemos abandonar antes de que la batalla siquiera comience.
Oración.
Padre, busco con coraje y convicción el propósito que tienes para mí. Creo en tu Palabra y acepto lo que dices como hecho. Recibo todas tus promesas en ti sí y en ti amén. Tú siempre estás conmigo, y sé que nunca me avergonzarás. En el nombre de Jesús, Amén.
Tomado del Libro Devocional Declara Bendición Sobre Tu Vida de Cindy Trimm.
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