Ahora es Dios quien nos hace a ambos, a ti y a ti, firmes en Cristo. Él nos ungió, nos puso su sello de propiedad y puso su Espíritu en nuestros corazones como un depósito, garantizando lo que está por venir.
-2 Corintios 1: 21-22
En los primeros días de mi viaje para volverme más íntimo con Dios, luchaba por sentir Su presencia. Recuerdo el día en que estaba en mi oficina orando. Estuve adorando a Sus pies durante unos quince minutos cuando mi secretaria llamó de repente a mi oficina. Molesto por la distracción, descolgué el teléfono. Mi enojo se fue cuando escuché las palabras de la persona que llamaba: «Dios dice que debes ponerlo como un sello en tu corazón. Él quería que lo supieras en este momento».
ORACIÓN
A veces, Señor, Tu presencia es tan real para mí que siento que podría alcanzarte y tocarte. Pero otras veces, los cuidados de este mundo y mis propios deseos egoístas me impiden incluso sentir tu presencia. Enséñame a entrar en ese lugar secreto de intimidad contigo.
En este encuentro con el Señor, el Espíritu Santo estaba revelando el corazón y la pasión de Dios por mí.