Dios lo llamó desde dentro de la zarza, “¡Moisés, Moisés!” Y Moisés dijo: “Aquí estoy”. “No te acerques más”, dijo Dios. “Quítate las sandalias, porque el lugar donde estás parado es tierra santa”. Luego dijo: “Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”. Ante esto, Moisés ocultó su rostro, porque tenía miedo de mirar a Dios.
-Exodo 3: 4-6
En los tiempos del Antiguo Testamento, cada vez que Dios se aparecía a los hombres, el resultado era una abrumadora sensación de terror y temor. Por el contrario, muchos en nuestros días son tan ciegos a la trascendencia de Dios que muestran una indiferencia sorprendente por él. Si las personas no son conscientes de la supremacía aterradora de Dios que trasciende el universo y el tiempo mismo, tendrán poco temor de él. Si no tememos a Dios ni tememos las consecuencias, romperemos sus mandamientos con facilidad.
ORACIÓN
Padre Dios, admiro tu poder y tu fuerza. Enséñame a tener un temor santo y reverencial a Tu gloria para que mi vida sea vivida en pureza y santidad.
La espiral descendente de la moralidad en nuestra sociedad es directamente
proporcional a la pérdida de nuestro entendimiento de la grandeza de Dios