Aunque muchos estuvieron orando por los enfermos en el avivamiento carismático, tal vez la más prominente defensora de la sanidad fue Kathryn Kuhlman (1907-1976). Durante esta era, ella se convirtió en “una de las más conocidas mujeres del avivamiento en América.”
Cuando Kuhlman, inicialmente lanzó su ministerio en el noroeste del Pacífico, no enfatizaba la sanidad. Aunque ocasionalmente, ministrando a los enfermos, ella “abordó la propiedad del servicio de sanidad,” escriben Robert Krapohl y Charles Lippy. Ella “determinó que no entraría en el sensacionalismo que era evidente en la mayoría de los avivamientos de sanidad.”
Su reticencia acerca de la sanidad cambió en 1946, después de algunos encuentros importantes. Kuhlman escribe, de acuerdo a Allen Spraggett:
«Estaba predicando en Franklin, Pennsylvania. Una noche, mi sermón era sobre el Espíritu Santo. No había mencionado la sanidad. Pero la noche siguiente, antes de comenzar predicar, una mujer se levantó y dijo, ‘Perdóneme, Srta. Kuhlman, pero tengo que dar un testimonio. Mientras usted estaba predicando anoche, tuve una extraña sensación en mi cuerpo, y supe que había sido sanada. Lo supe. Hoy fui a mi doctor, y él lo confirmó.’ Como lo recuerdo, la mujer había tenido un tumor. Y ese fue el principio, el primero de los milagros.”
A medida que la gente “comenzó a afirmar su liberación de las enfermedades,” cambió la trayectoria del ministerio de Kuhlman. No pasó mucho tiempo antes de que “la asistencia a sus servicios se multiplicaran, y filas comenzaran a formarse a la entrada, mientras la gente buscaba oraciones para su sanidad,” escriben Krapohl y Lippy.
La Metodología de Kuhlman
Mientras viajaba por los Estados Unidos, Kuhlman adoptó un enfoque considerablemente diferente. En lugar de seguir estrategias calculadas de sus compañeros, “comprendió que, simplemente honrando al Espíritu Santo y estando en la presencia de Dios, sería liberada la sanidad,” dice Bill Johnson.
La investigadora, Candy Gunther Brown escribe:
«Kuhlman se distanció intencionalmente de las técnicas de los evangelista contemporáneos de la Voz de Sanidad, a quienes cuestionó por dar espectáculos y culpar a los enfermos cuando no eran sanados. Ella evitó la práctica de distribuir tarjetas de oración, o formar filas para sanidad, aunque animó a la gente a combinar sus oraciones con ayuno, y expresar su fe con acciones. Muy rara vez, oraba por individuos, en lugar de eso, creaba una atmósfera de adoración y fe, en la que la gente recibía la sanidad a través del poder del Espíritu Santo.”
Kuhlman admitió que había sido testigo de cosas escandalosas en las reuniones pentecostales. Como cuando un evangelista pasó entre la masa de la gente afligida, “los pacientes más graves que eran conducidos fuera de la fila, hacia la ‘carpa de inválidos,’ fuera de los ojos curiosos del público,” de acuerdo a Jamie Buckingham. Este método, naturalmente le parecía incorrecto.
Kuhlman creía que los mayores milagros ocurrían en la adoración, cuando el Espíritu Santo se movía sobrenaturalmente por el auditorio. El “espectáculo de circo” y teatro, eran innecesarios. Ella escribe en I Believe in Miracles (Yo Creo en Milagros):
«Comprendí aquella noche, por qué no había necesidad para una fila para sanidad; ninguna virtud sanadora en una tarjeta o una personalidad; ninguna necesidad para salvajes exhortaciones para ‘tener fe.’ Ese fue el comienzo de este ministerio de sanidad, que Dios me ha dado; extraño para algunos, por el hecho de que, cientos han sido sanados solo con permanecer en quietud en la audiencia, sin ninguna demostración alguna, ni siquiera una amonestación. Esto es debido a que la presencia del Espíritu Santo ha estado tan presente en abundancia, que solamente por Su presencia, los cuerpos enfermos son sanados, incluso en la gente esperando afuera del edificio, para que las puertas se abran.”
A medida que ella recibía fresca visión, ajustaba sus reuniones para facilitar el mover del Espíritu Santo. Kuhlman señala, de acuerdo a Allen Spraggett:
«Cuando el poder del Espíritu está allí, los milagros suceden. Gradualmente, comenzaba a entender El poder, cómo opera. Descubrí que ciertas cosas traían la presencia del Espíritu Santo. La alabanza, por ejemplo. Solo alabar a Dios, sin pedir nada, solo alabándole, siempre trae el poder. Es complaciendo al Señor. … No manipulas al Espíritu Santo. Él es una persona. No es un ‘ente.’ Él es Dios. Tiene que ser reverenciado, ser adorado. No debe ser presumido por nadie.”
Los métodos convencionales para conducir las cruzadas, fueron desechados, cuando Kuhlman avanzó sin vacilar en las sutiles direcciones del Señor.
Los Testimonios en las Reuniones de Kuhlman
Los informes convincentes de las curaciones, eran abundantes. Roberts Liardon sugiere que “hubo miles de miles de milagros.”
En un emocionante testimonio, Kathryn escribe en Nothing Is Impossible With God (Nada Es Imposible Con Dios), que una mujer que estaba afligida con cáncer, compartió lo siguiente:
«La Srta. Kuhlman estaba caminando de un lado a otro en el escenario. No gritaba, como yo pensaba que sería. Ni siquiera estaba predicando, solo hablaba. Ella decía, ‘No quiero que nadie suba aquí, al escenario, hasta que haya sido sanado.’ Increíble, pensé. Me la había imaginado golpeando a la gente en la frente, temblando y sacudiéndose, gritando órdenes para que el Señor sanara al pobre miserable. No era de esa manera, sino que la gente comenzaba a pasar adelante, testificando que había sido sanada, mientras estaba sentada en su asiento.”
En medio de exuberantes testimonios y adoración, algo asombroso ocurrió. Ella escribe:
«Algo más sucedió. Descubrí que no poder mover mis brazos y piernas. Más sorprendente aun, no me molestaba estar allí, paralizada. De hecho, era una sensación maravillosa. Mi mamá me contó más tarde que, la Srta. Kuhlman dijo que alguien estaba siendo sanada de cáncer, pero yo no lo escuché. De hecho, no escuché casi nada durante ese momento. Cuando la sensación maravillosa pasó, una nueva sensación, una convicción, tomó su lugar, una profunda convicción de que ya no tenía cáncer.”
Poco tiempo después, fui al médico, y él le dijo que la biopsia era totalmente negativa. No hallaron malignidad alguna. Ella escribe que, le preguntó al doctor, “pensé que la primera biopsia mostraba una completa malignidad.” Él se encogió de hombros. “Así era, pero cuando ahora todo está bien. No creo que vayas a tener ningún problema en absoluto.’”
Hubo importantes relatos como este, ocurriendo cada vez que Kuhlman hacía una cruzada. Las personas levantándose de las sillas de ruedas, y vidas siendo restauradas. Dando un fascinante resumen, Roberts Liardon escribe:
«En una ocasión, un niño de cinco años, paralítico de nacimiento, caminó hasta la plataforma de Kathryn, sin ayuda. En otra ocasión, una mujer, que había estado paralítica y confinada a una silla de ruedas por veinte años, caminó hacia la plataforma, sin ayuda de su esposo. Un hombre de Filadelfia, que había recibido un marcapasos ocho meses antes, sintió un intenso dolor en el pecho, después de que Kathryn impuso manos sobre él. Al regresar a su casa, descubrió que la cicatriz había desaparecido de su pecho, donde había sido implantado el marcapasos. Más adelante, cuando el doctor le tomó rayos-X, descubrió que no había tal marcapasos, y el corazón del hombre estaba sano. Era común que los tumores se disolvieran, igual que el cáncer, que el ciego viera y el sordo escuchara. Las migrañas eran sanadas instantáneamente. Incluso las dentaduras eran rellenadas. ¡Sería imposible enumerar los milagros que el ministerio de Kathryn Kuhlman presenció! Sólo Dios sabe.”
Kathryn Kuhlman, sin duda, se convirtió en una de las figuras más influyentes del avivamiento carismático, transformando el entendimiento de la sanidad y las cruzadas de evangelismo, de toda una generación.
J.D. King, director de World Revival Network (Red de Avivamiento Mundial), y co pastor de World Revival Church, está escribiendo Regeneration: Healing in the History of Christianity (Regeneración: Sanidad en la Historia del Cristianismo). King es un orador y escritor muy reconocido.
Vía: Charisma Magazine