«Les he dado a conocer quién eres, y aún seguiré haciéndolo, para que el amor que me tienes esté en ellos, y para que yo mismo esté en ellos.»
—Juan 17:26
Al final de la oración profética de Cristo en Juan 17, Jesús nos dio una visión de la poderosa y apasionada iglesia que edificaría. Su enfoque cambia desde la primera generación de cristianos, a la iglesia a través de la historia. Él intercede por los creyentes que vendrán a conocerle después de Su muerte. Encontramos proféticas promesas para la iglesia en esta oración.
Oración
Señor, yo soy Tu iglesia, Tu santuario, y quiero Tu presencia rebose en mi vida, de modo que los demás puedan ver Tu gran amor por mí, y por ellos.
Qué magnífico es ver al Hijo de Dios orando por la iglesia, Su amada novia, una última vez, mientras todavía vestía carne humana.