“Por eso, todos nosotros, ya sin el velo que nos cubría la cara, somos como un espejo que refleja la gloria del Señor, y vamos transformándonos en su imagen misma, porque cada vez tenemos más de su gloria, y esto por la acción del Señor, que es el Espíritu.”
—2 Corintios 3:18
Mientras Jesús caminó sobre la Tierra, Su gloria estaba velada detrás de la carne humana. Los velos fueron usados en la Biblia, para esconder la gloria de Dios. Un velo fue puesto sobre el rostro de Moisés, para esconder la gloria; un velo tapaba el lugar santísimo y la gloria de Dios en el tabernáculo, y el escritor de Hebreos habló del “velo, que es, Su carne” (Heb. 10:20). En su carta a los Corintios, Pablo discute sobre otro velo que esconde la gloria de Dios. Es el velo que cubre el corazón y evita que una persona contemple la gloria de Cristo.
Oración
Padre, no quiero que nada impida la revelación de Tu gloria de mi vida. Quita el velo que cubre mi corazón y evita que te vea como eres.
La revelación del verdadero conocimiento del Cristo glorificado, te transformará.