«Y cambiaré su lloro en gozo, y los consolaré, y los alegraré de su dolor. Y el alma del sacerdote satisfaré con abundancia, y mi pueblo será saciado de mi bien, dice Jehová»
—Jeremías 31:13-14
Qué hermosa sensación de expectación llenó mi corazón al darme cuenta que el Señor sentía verdadera afirmación y amor por mí. Comencé a sentir confianza delante de Él. ¡Era demasiado bueno para ser real! Lloré de gozo. Y cuando las lágrimas finalmente cesaron, pude sentir que la ira, amargura, culpa y condenación, comenzaron a disminuir en mi corazón. Mi pequeña y vacilante llama de celo humano, fue reemplazada por un resplandor de amor apasionado por una gloriosa persona. Su intensa devoción y ardiente amor por mí, superaron por mucho a la de mi padre terrenal… y supe que nunca, nunca sería el mismo.
Oración
Dios, Tú, el Creador del cielo y la Tierra, ¡eres realmente mi amigo! Tu amistad me emociona. Me lleno de tan grande amor por Ti. Viviré mi vida amándote más y sirviéndote con todo lo que soy y tengo.
Entender el gran amor de Dios por mí estaba comenzando a reavivar mi amor por Él.