«Y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús»
—Efesios 2:6-7
Benignidad. A menudo nos ofreceremos para orar por la gente cuyas vidas han sido destruidas por el pecado. A muchos no les han enseñado habilidades sociales, y tienen características desagradables. Muchos han abrazados enseñanzas equivocadas e incluso están oprimidos por demonios. Debemos estar preparados para absorber algunas de sus inmadureces y tratar con su engaño, con benignidad. Debemos vencer el mal con el bien y ser benignos con aquellos que son desagradables con nosotros. Esto honra al Señor y les da la mejor oportunidad de obtener Su ayuda.
Hazme una persona benigna, Espíritu. Déjame expresar la benignidad de tu amoroso Padre celestial. Ayúdame a vencer el mal que me rodea y que está en mí, con la respuesta de la benignidad espiritual.
Debemos vencer el mal con el bien y ser bondadosos con aquellos que son desagradables con nosotros.