Jesús dice, “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados”. (Mateo 11:28)
Me gustaría poder decir que ocurre todo el tiempo; pero no. Algunas veces Él pide y yo no escucho. Otras veces Él pide y simplemente no voy. Pero algunas veces yo le sigo. Dejo atrás los plazos, el calendario, y camino el sendero estrecho hacia la montaña con Él.
Tú has estado allí. Has dado la espalda al ruido y has buscado Su voz. Te has alejado de las masas y has seguido al Maestro, mientras Él te guiaba la subida por el sinuoso camino a la cumbre. El rugido del mercado está aquí abajo, la perspectiva de la cima está allí arriba.
Él gentilmente te recuerda, “No irás a ninguna parte mañana que ya no haya estado.” “La victoria ya es tuya.” “Mi deleite está a una decisión de distancia – ¡Apodérate de ella!” Ah, las palabras en la cumbre sagrada. Un lugar de permanencia en un mundo de transición.
Vía: Max Lucado