«Y le pido a Dios, el glorioso Padre de nuestro Señor Jesucristo, que les dé sabiduría espiritual y percepción, para que crezcan en el conocimiento de Dios. Pido que les inunde de luz el corazón, para que puedan entender la esperanza segura que él ha dado a los que llamó —es decir, su pueblo santo—, quienes son su rica y gloriosa herencia. También pido en oración que entiendan la increíble grandeza del poder de Dios para nosotros, los que creemos en él. Es el mismo gran poder»
—Efesios. 1:17-19
Ni el funcionamiento del ministerio profético en el Nuevo Testamento, ni el mover en el ministerio sobrenatural del Espíritu Santo, es una ciencia exacta. Estas cosas desafían nuestros elementos de control de lo inapropiado, y nuestros códigos religiosos. ¡Ellos han sido diseñados por Dios para este propósito! Estamos llamados a abrazar el misterio de Dios, y no codiciar el atar prolijamente todos los cabos sueltos, doctrinales o filosóficos que encontremos. Nuestra hambre por una relación personal con el mismo Dios, debería sobreponerse a este impulso dentro de nosotros, para comprender perfectamente todos los hechos. Nuestra humildad delante de Dios debería instruirnos que nunca tendremos todas las respuestas, al menos no en esta era. Somos lo suficientemente firmes para vivir con eso. Mientras estemos en esta carne, no creo que poseamos la omnisciencia que nos ayudaría a ser algo más fáciles con lo cual vivir.
ORACIÓN
Padre, por mucho que quisiera conocer más acerca de Ti, el deseo de mi corazón es tener una relación dinámica e íntima contigo.
El verdadero cristianismo es una relación dinámica con un Dios viviente, y no puede ser reducida a fórmulas y ortodoxia seca.
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