Joyce Tilney
Todo el mundo, santo y pecador, sabe que David, el niño pastor, ganó la batalla con el gigante Goliat. Siempre nos encanta alentar a los que tienen todas las de perder. Mientras caminamos en la luz, viviendo en un mundo oscuro, vamos a enfrentar muchos gigantes. Persecución, pruebas y las tribulaciones de la vida están garantizadas, así que no es una cuestión de si lo haremos, si no, cómo enfrentaremos.
Hay un gigante en la iglesia hoy que está destruyendo salud, matando sueños y robando el potencial del pueblo de Dios. Este gigante, la obesidad y los apetitos descontrolados, ha crecido a niveles de epidemia, y todo el mundo está hablando, tratando de encontrar respuestas.
El enemigo no ha cambiado sus tácticas desde el Jardín del Edén. Todavía está tentando a la gente ¡a dar un mordisco más! Un bocado más conduce a adicciones alimenticias, que son muy difíciles de romper. El mundo está ganando dinero en “una nueva cura mágica para perder peso,” y asegurándose que, a medida que comemos sus alimentos procesados, nos convertimos en adictos al gusto, y no por necesidad de nutrición.
Durante años, yo estaba en una montaña rusa, subiendo y bajando de peso, peleando con la culpa y la vergüenza, sintiéndome impotente de mantener el control. Después de darme por vencida, y llegando a la conclusión de que nunca trataría una de esas nuevas dietas mágicas una vez más, el Señor intervino.
Mientras visitaba a un amigo, miré hacia arriba para ver una señal, ¡y simplemente me detuve en seco! “¡El diablo te quiere gorda!” Esto golpeó mi corazón. Lo último que quería era hacer que el diablo esté feliz. Me di cuenta que tenía mucha carga emocional por mi problema de peso. Había visto al diablo tratar de matar y robar de mi familia, a través de drogas y alcohol, pero no había visto que la verdad, yo era adicta a la comida.
Nosotros dependemos de la comida. Dios no solo nos creó con la necesidad de comer, sino también que pudiéramos disfrutar de la comida. Debería ser placentero, mientras nos beneficiamos de la nutrición que recibimos de esto.
La alimentación le ha servido al diablo con los años. Comenzó en el jardín, y podemos ver que por generaciones, la comida ha sido una piedra de tropiezo. Esaú vendió su primogenitura por comida. El Salmo 78:18 nos dice, “Pues tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida a su gusto.”
La comida está superando rápidamente al tabaquismo, como causa número 1 de la enfermedad prevenible. El problema es cuando nos hacemos emocionalmente dependientes de la comida, para hacer frente a la vida cotidiana. Cuando la comida se convierte en nuestra fuente de gozo y comodidad, se hace una adicción que nos atrapa y nos mantiene en esclavitud.
La mayor parte de los cristianos, no bebemos, ni fumamos, así que ¡Sentimos que tenemos el derecho de comer! El tiempo de ir a comer ha sido una de nuestras marcas para el compañerismo. Por desgracia, esto se ha salido de las manos, sumando kilos a nuestro cuerpo, para matar, robar y destruir nuestra salud, nuestra fortaleza mental y nuestra estabilidad emocional.
¿Cómo llegó este joven pastor, a matar a un gigante, a quien todo el ejército le temía? Él tenía confianza en el poder y la protección de Dios, y peleó con la fortaleza del Señor. Debemos entender que ¡hay un poder más grande que nuestras papilas gustativas!
El trastorno de alimentación, ya sea anorexia o la obesidad, trae enfermedad a nuestro cuerpo y a nuestra alma – enfermedad que está debilitando nuestro cuerpo y la depresión que nubla nuestra mente, trae muerte y derrota y es una de las principales armas del enemigo. Oramos por sanidad en nuestro cuerpo, pero nos negamos a tomar nuestra cruz de comer fuera de control. Nos hemos negado a disciplinarnos a nosotros mismos, y hemos llenado nuestra mente con la basura del mundo.
Por favor, escucha mi corazón. Conozco la lucha, el dolor y la angustia de superar una adicción.
Le doy gracias a Dios que tuve un encuentro con la realidad: “¡El diablo te quiere gorda!” Ahora, tres años más tarde y con 40 kg menos, puedo disfrutar mi vida y compartir las Buenas Nuevas de Jesús con el mundo. Verdaderamente, Jesús es la respuesta, es el autor y consumador de nuestra fe, y solo a través del poder del Espíritu Santo podemos vencer los gigantes en nuestra vida.
Vía: Charisma Magazine