Trata esto. Imagina un mundo perfecto. Lo que sea que signifique para ti. Imagínalo. ¿Significa paz? Entonces imagina la tranquilidad absoluta. ¿Un mundo perfecto implica gozo? Entonces crea tu más grande felicidad. ¿Un mundo perfecto tendrá amor? Piensa en un lugar donde el amor no tiene límites. Lo que signifique el cielo para ti, imagínalo. Fíjalo en tu mente. Sueña con ello. Anhela eso.
Y luego, sonríe mientras el Padre te recuerda, desde las palabras del Apóstol Pablo en 1 Corintios 2:9, “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.” Piensa en todas las canciones acerca del cielo; todas las representaciones de los artistas; todas las lecciones predicadas; los poemas escritos; y capítulos redactados. Cuando se trata de describir el cielo, ¡Todos somos unos fracasos felices!
Vía: Max Lucado