Por: Dr. Esteban Fernández
PRESIDENTE PARA AMERICA LATINA BIBLICA – SOCIEDAD BIBLICA INTERNACIONAL
Quienes son lo suficientemente valientes para embarcarse en el estudio de la Biblia, por lo general piensan que la interacción con ella es una disciplina privada. Solemos mantener «devocionales personales» o «momentos de quietud» en los que nos hacemos preguntas como «¿de qué manera se aplica esto a mi vida?
¿Cómo puedo vivir de acuerdo a los preceptos bíblicos?»
Sin embargo, para los autores y receptores originales de la Biblia, la interacción era colectiva o comunitaria. Esa era la regla, y no la excepción. Esdras leyó la ley a toda la comunidad. Las epístolas eran, en su mayoría, para que se leyeran en voz alta durante las reuniones de la iglesia. La Biblia se escribió, en primer lugar, para el pueblo de Dios, es decir, para y en comunidad. Por eso es que muchas veces hay ideas equivocadas acerca de la pertinencia y veracidad de una traducción por sobre otra. La comunidad teológica acepta la traducción mientras algunos iluminados sostienen la no pertinencia de las nuevas traducciones. Al enfrentarnos a estas presuposiciones, BIBLICA, nuestra compañia, tiene la oportunidad única que se presenta en una generación de idear una estrategia de interacción que sea más auténticamente bíblica, culturalmente convincente, y catalizadora de un crecimiento significativo de la iglesia. La interacción sufre cuando leemos la Biblia en fragmentos, es decir, desconectada del todo, divorciada de su contexto y exiliada de la comunidad de fe. Las personas son menos propensas a convertirse en lectores de por vida y más a unirse al creciente número de occidentales que piensan que la Biblia es una fábula.
Por otro lado, cuando las personas experimentan las tres Ces de la auténtica interacción con la Biblia, es más probable que cultiven hábitos de lectura a largo plazo. Se tornan más generosas con su tiempo y dinero, y sus iglesias experimentan un crecimiento conmensurable. En resumen, la gente deja de ser estudiante de la Biblia para convertirse en amante de la Biblia.
Las tres Ces son: Completo, Contexto y Comunidad. En primer lugar “Completo”. Necesitamos una visión panorámica de toda la Biblia. Nadie completa un rompecabezas sin consultar la ilustración que aparece en la caja. Las piezas individuales no tienen sentido si no se relacionan con la visión panorámica.
Del mismo modo, cuando Jesús se reveló a los discípulos en el camino a Emaús, no les recitó unos cuantos textos de prueba. Los condujo por toda la «historia grandiosa» de las Escrituras hebreas, de principio a fin. Jesús sabía que la gente necesitaba tener el panorama grande antes de que pudiera absorber los detalles más sutiles de la historia.
Adquirir una visión panorámica no significa primordialmente que sea acerca de la literatura bíblica, por lo menos no por su propio beneficio. La iglesia no necesita más concursantes de esgrimas bíblicas; necesitamos personas que conozcan la historia íntegra de la redención para que puedan descubrir el lugar que les corresponde en ella.
En segundo lugar, “Contexto”. Necesitamos leer la Biblia con ojos del siglo I. La Biblia se escribió para nosotros, pero no fue dirigida directamente a nosotros. Los receptores originales vivieron en un mundo en nada parecido al nuestro. Tenían sus propias lenguas, costumbres, ritos, políticas y mucho más. Antes de que apliquemos las Escrituras a nuestras vidas, debemos identificar lo que significó para los lectores originales: los antiguos israelitas, los aldeanos palestinos y los súbditos del Imperio Romano. Por ejemplo, la instrucción de Jesús de «dar al César» (Mateo 22:21) no tiene sentido a menos que conozcamos el trasfondo de la ocupación romana. La moneda centro de la controversia tenía grabada la imagen de Tiberio César, junto con una inscripción que rendía adoración a su padre, el «divino Augusto». El mismo contexto revela que esta historia es acerca de algo mucho más que ser un buen ciudadano o cumplir con un deber cívico. Para entender el contexto se requiere una buena traducción: aquella que captura el equilibrio correcto entre forma y significado. Bíblica, con su lista inigualable de traducciones, está bien posicionada para ir a la vanguardia de la interacción contextualizada de la Biblia. Sin embargo, la sola traducción no es suficiente. A ninguna traducción puede exigírsele que comunique todos los detalles culturales. Mucho de este contexto se define más implícita que explícitamente; es un contexto que el lector original entendió, pero no así nosotros. Es por eso que la Biblia necesita comentarios, tal como el eunuco etíope necesitó que Felipe le comentara sobre el significado de lo que leía.
En tercer lugar, la “Comunidad”. Necesitamos experimentar la Biblia en comunidad con otros lectores. Los sistemas de recuperación y de pérdida de peso entienden lo que muchas iglesias pasan por alto. Los grandes desafíos —romper una adicción, perder peso o interactuar con la Biblia— tienen más probabilidades de éxito cuando el esfuerzo se hace en grupo. Las comunidades brindan algo más que rendición de cuentas. Junto con las otras dos Ces de la interacción — el completo y el contexto— la comunidad es esencial para interpretar y aplicar la Biblia. De acuerdo con Pablo, es solamente «junto con todos los santos, que se puede comprender cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo» Efesios 3:18). De otra manera, les hemos enseñado a individuos a leer solos y a preguntarse: «¿qué significado tiene este pasaje para mí?» Es una manera existencial de leer que hace del yo individual el punto de partida en la búsqueda de significado. Este acercamiento le debe más a Kierkegaard que a Jesús. Por otra parte, cuando las comunidades interactúan juntas con la Biblia, las iglesias crecen. El dar y el participar aumentan. Las personas se convierten en seguidoras más devotas de Jesucristo.
Cuando se comenzó con el proyecto de traducción de la NVI, liderado por el Dr. Luciano Jaramillo, se tuvo en cuenta el principio general de exégesis bíblica, que aconseja utilizar no una, sino varias versiones, en la lectura, estudio y exposición de la Palabra. Se pensó que ya era tiempo de ofrecer a los creyentes y al pueblo en general de habla hispana una nueva versión de las Escrituras, realizada por el más selecto y confiable grupo de expertos biblistas evangélicos de nuestro continente, hecha directamente de los textos originales (hebreo, arameo y griego), en el más fresco, claro y hermoso español contemporáneo. En realidad la Nueva Versión Internacional es la primera Biblia traducida al español en su totalidad, por un equipo de biblistas evangélicos latinoamericanos.
La NVI reproduce en el español de hoy lo que el autor sagrado, inspirado por Dios, quiso transmitir a la gente de su tiempo, en los idiomas corrientes en ese entonces (hebreo, arameo y griego). Una traducción fiel y exacta debe tomar en cuenta no sólo la lengua original, sino también la lengua receptora. Esto significa transferir el contenido total del mensaje en las formas y giros gramaticales de la lengua receptora, cuidando que no se pierda ‘ni una letra, ni una tilde’ de ese mensaje (Mateo 5:18).
Por todas estas razones estamos próximos a lanzar en todo el continente el proyecto denominado Experiencia Bíblica en Comunidad. Un acercamiento a las experiencias de los primeros cristianos, con una traducción fiel a los originales con las mismas características que aquellos hombres y mujeres de Dios tuvieron: sin división de libros, capítulos, ni versículos.
Pueden conocer más en: Biblia América Latina